El Premio Candil de Oro de las Letras 2017 distingue, en esta ocasión, al escritor Antonio Miguel Morales Montoro, de Morón de la Frontera.
Antonio Morales nace en Palma de Mallorca un 18 de junio de 1968. ¿Se han dado cuenta? Esta noche a las doce le cantaremos feliz cumpleaños.
Y dos de las voces que acompañarán ese canto son las de su hermano Chico —un frescachón con el corazón como un sol de grande— y su hijo Gonzalo, un máquina del cariño y aprendiz de periodista, que suben ahora al escenario para hacerle entrega de su merecido candilito de esparto.
¡Ay, mi Sierra de Esparteros, verde volcán del campo, estandarte moronero, que nos están arrebatando!
Pero olvidemos, por un instante, el daño que hacen en nuestro patrimonio natural y hablemos de su antagonismo. Antonio es, como el premio, un candil dorado que deslumbra por lo bruñido de su prosa y nos ampara —en las sombrías tinieblas— con el calor de su verso; la intensidad de la luz de su teatro hace el resto.
Morales trabaja como profesor de Lengua y Literatura Española. Aquí lo conocen bien, porque dio clases en el instituto durante tres años. Y vivía en la calle Ronda, vecino del cocinero de oro, entonces su alumno Eduardo.
Se forjó nuestro autor en las fraguas de la poesía con olor a tierra, como la de su Olivarium, y nos refrescó después con la espuma de olas rimadas de los personajes de Un Mar de Cuento.
Antonio escribía hermosas letras de comparsa, nos regalaba artículos, entramaba poemas y escribía cuentos, relatos, monólogos, besos…
Un día desenvainó la espada, se puso de pie, y pensó TEATRO.
Y creó La ciénaga, y nos morimos en cieno, y aprendimos que las banderas no paren; y revivimos después a la luz de unos Días Azules, y entonamos bajito una triste Milonga del Destierro, y luchamos con el verbo en la mano, a corazón abierto.
Antonio Morales es un creador nato, al que le gusta descubrirse escribiendo, fronterizo en todos los aspectos. Su hábitat creativo se ubica en un espacio inconcreto, territorio de nadie, entre la poesía, la narrativa y el teatro, donde incursiona con comodidad y se refugia con frecuencia.
Se halla cómodo escribiendo en las fronteras y sobre las fronteras, pero reniega de ellas, las censura, las combate, asegura que “nadie se salva en la frontera”, donde no existen los ciudadanos, sino los esclavos, los mojados, los parias…
La obra de Morales reivindica al ser humano por encima de los territorios, de las razas, de los sexos. El teatro es para él una herramienta útil con la que alcanzar este objetivo, un caballo sobre el que galopar hacia la consecución de metas universales como la construcción de la paz definitiva o la abolición de los géneros.
Y a nada que te acerques a la luz que desprende, no hay duda que vendrán otras obras, y vendrán otros versos.
Así pues, Premio Candil de Oro de las Letras 2017 al escritor Antonio Miguel Morales Montoro.
Fuente: https://www.agenda-atalaya.com/antonio-m-morales-premio-candil-de-oro-en-letras-2017/