Sábado 3 de julio de 2021. Son casi las diez menos cuarto de una agradable tarde noche en pleno centro de Málaga, que huele a sal marina. Junto con mi pareja, salimos de las tripas del Teatro Echegaray con las manos casi morás de tanto aplaudir, y con la emoción aún asomándose, funambulista, en los ojos de quienes minutos antes habitábamos las butacas frente a las tablas del escenario. Una frase aún retumba en mi cabeza: “¡Escribir es gritar!”. Así es, escribir es gritar, y un ejemplo de ello es la historia contada en La verdadera identidad de Madame Duval, obra representada aquella tarde a cargo de un equipazo compuesto por Roma Calderón (dirección y música), Adriana Bocalon, Alejandra Cid (actrices), Tirititando de Luisa (DJ/VJ y vídeo mapping), Rosa Chicle (escenografía), Antonio Arrabal (diseño de iluminación), Bárbara Balloqui (vestuario) y Angélica Gómez (ayudante de dirección). ¿El autor de la obra? Alguien cuyos textos te cambian la vida (te hacen mejor persona), cuyos valores como ser humano son admirables, hermosos. Lo suyo es verso valiente, teatro que se moja. Desde hoy y durante los próximos días (esta vez no cada semana, sino cada pocos días, como en una emocionante maratón de lecturas) conversaremos con una persona para la que, en efecto, escribir es gritar, gritar compromiso, comprometerse con la memoria de tantos y de tantas, memoria de dignidad. Y todo ello a través de la dramaturgia: Moroneando tiene el honor de acercarse a la figura de Antonio Miguel Morales Montoro.
Moronense nacido en Palma hace 53 años y licenciado en Filología Hispánica, Antonio es profesor de Lengua y Literatura española en el IES Carrillo Salcedo de nuestra localidad, lo cual compagina con su faceta de investigador y dramaturgo. Como parte de su trayectoria en permanente crecimiento, desarrolló un proyecto de investigación sobre el tratamiento de la memoria histórica en la dramaturgia española contemporánea; realizó el curso ‘Actuar, escribir y dirigir historias en escena’, con Alfredo Sanzol; completó formación como dramaturgo en el Nuevo Teatro Fronterizo con Sanchís Sinisterra y en la Escuela Internacional del Gesto; y colabora con publicaciones especializadas en teatro, como Primer Acto.
Está considerado uno de los autores más importantes del teatro andaluz contemporáneo, y su obra acumula galardones y reconocimientos como (cojan aire): el Premio Irreverentes de comedia 2021 por La tragicomedia de los arcanos; el Premio Nazario a la autoría teatral 2019 en el Certamen Cultura con Orgullo, por Anatomía de un vencejo; también por esa obra (seleccionada por la SGAE para el ciclo de lecturas dramatizadas ‘El teatro se lee’), el Primer Premio en el II Certamen Internacional de Dramaturgia Invasora; el Candil de Oro a las Artes Escénicas 2017; finalista del Certamen Andaluz de Teatro Romero Esteo con Sulpicius; La ciénaga alcanza ya la tercera edición y ha sido llevada a los escenarios por Almazara Teatro; accésit en el Certamen El Espectáculo Teatral con La milonga del destierro; finalista en el Certamen de Dramaturgias emergentes convocado por Lanau, con Epifanía de la marabunta; La verdadera identidad de Madame Duval, ganadora del certamen internacional El Espectáculo Teatral y seleccionada por la SGAE para el ciclo de lecturas que tuvo lugar en la Alhambra en 2018); Ifigenia´s Rapsody, seleccionada para la XXIII edición del Certamen de Monólogos de la AAT, traducida al portugués y al griego, estrenada en Brasil, México y España, y con ella representó a España en el II Certamen de Teatro Español, en Atenas; De Lope a López, que aborda el drama del acoso escolar, seleccionada por la Asociación de autoras y autores de teatro e incluida en el volumen El tamaño no importa, como también El artificiero de la paz; El mandala fue seleccionado por la Asociación de Autoras y Autores de teatro para la XXIV edición del Maratón de Monólogos; Un mar de cuento (teatro infantil) ha sido llevada a escena en varias ocasiones, por ejemplo, en el Castillo de las Artes a cargo de la compañía Trasto Teatro; colabora asiduamente como dramaturgo con la también moronense Almazara Teatro… ¡Y más que se nos quedará en el tintero!
Autor prolífico, de los que no para. He aquí todos sus títulos, para quienes quieran arropar sus librerías: La tragicomedia de los arcanos (Ediciones Irreverentes, 2021), Lagrimitas de Pollo (en la Colección de textos dramáticos de autores andaluces, CIRAE, 2021), Naturaleza muerta (en Teatro para una crisis, CIRAE, 2020), El artificiero de la paz (en El tamaño no importa, AAT, 2020), Naufragios.com (en Destierro, Atopía editorial, 2020), El coloquio de los burros (en Ni animales, ni niños, ni Charles Laughton, Los libros de Umsaloua, 2020), Comedia de cruising y espada (en Teatro políticamente incorrecto, Los libros de Umsaloua, 2020), El jilguero (en Senofobia, Ediciones Invasoras, 2020), Don Quijote y la cantera (en Ábrete cielo, Ediciones Invasoras, 2020), El brazalete azul (en De los días sin abrazos, Ediciones Invasoras, 2020), El consuelo de Bernarda (en Tras el telón, Los libros de Umsaloua, 2019), El atestado de las luciérnagas (en Un minuto de justicia, Ediciones Invasoras, 2019), De Lope a López (en El tamaño no importa 8, AAT, 2018), Anatomía de un vencejo (Ediciones Invasoras, 2018), La gallina, la metáfora y el gurú (en Antología de monólogos de humor y autoficción, Ediciones Irreverentes, 2018), La milonga del destierro y los días azules/Epifanía de la marabunta (Ediciones Irreverentes, 2017), La verdadera identidad de Madame Duval (Ediciones Irreverentes, 2017), El gol de Samir (en ¿Hacemos teatro?, Piezas breves para jóvenes, Los libros de Umsaloua, 2017), La ciénaga (Ediciones Irreverentes, 2016), La tragicomedia del gallo de Morón (coautor, Llaüt & Sensenom editorial, 2016), Un mar de cuento (Ap Editorial, 2012).
Y también en otros géneros ha sembrado su semilla: Olivarium (poemario, Arrayán Ediciones, 2002), Calcetines impares (poemario, Dalya Editorial, 2019), El último tren de Carmen (accésit en el Certamen Internacional de Relatos para la Igualdad), El vestido blanco (relato seleccionado en 2099- C, antología de cuentos de autores hispanos y rusos, MAR editorial, 2016), Sperm and blood, en Londres (Antología de relatos, MAR editorial, 2017), El soldado pacifista (en Somos diferentes, MAR editorial)…
Pues bien, ¿saben qué es lo mejor? Que Antonio es mucho más que todos esos galardones, y más que el inconmensurable momento que vive como escritor. Antonio es, como veremos más adelante, un profesor querido y valorado por sus alumnos; como escritor, él es sinónimo de talento, humildad, generosidad y cariño; y sus libros… ¡Sus libros son mucha tela! (tela de la buena, de mucha calidad): su teatro es sensible y fuerte, intelectual y emocionante, profundo y accesible. En resumen: ¡nuestra sociedad necesita leer el teatro lírico y moderno de Antonio M. Morales!, por ser este un teatro que mira de frente al poder, que no se arruga, que es inteligente y humano, que llega a lo más profundo de nuestros corazones, y que es inspirador como pocos.
Así que vamos allá, llega el momento de que nos escriba y nos hable él. *Solo una cosa más, queridos lectores: las preguntas y comentarios que vienen a continuación versarán sobre algunas de sus obras más representativas, pero en el fondo será la forma en que, a través de ellas, nos adentremos con originalidad y arrojo en las reflexiones que conforman la personalidad y los pensamientos cotidianos de nuestro dramaturgo…
J. D. LA CIÉNAGA. Obra doliente, máxime si la traemos al presente más reciente. Leerla ayuda a salir del letargo anestesiante en estos tiempos de crueldad ejercida contra el extranjero, contra el refugiado, contra el exiliado… Un libro que alerta: ¡no podemos normalizar los crímenes cometidos a diario contra miles de migrantes! El mar Mediterráneo, Grecia, Palestina, Sáhara Occidental, Yemen, México, Myanmar…, y cómo se trata el asunto en las calles o en los medios de comunicación. Antonio, ¿llegaste a pensar que, un lustro después de escribir la obra, seguirían “flotando dientes de leche [en la(s) ciénaga(s)] y pescándose ojos horrorizados”?
Antonio M. Tristemente, así es. Cuando escribí La ciénaga ya tenía en mente una trilogía. Es decir, era consciente de que mi escritura no había clausurado todas las preguntas que se habían abierto en mí como semillas artivistas. Denominé a este conjunto de obras Trilogía de las fronteras, a la cual pertenecen Epifanía de la Marabunta y La milonga del destierro y los días azules (conversaremos sobre ellas más adelante). Posteriormente se unió a estas obras El mandala. El año pasado iba a salir a la calle un volumen con estas cuatro obras, pero el proyecto se vio truncado por la pandemia. El título ya había cambiado a Tetralogía de las fronteras. Si hoy retomásemos este proyecto, serían siete las obras en las que hablo de destierro y migraciones. Y te aseguro que tengo en mente algunas más. Porque, como bien dices, los dientes de leche siguen flotando en la ciénaga, y no debemos mirar para otro lado. Bueno, al menos yo no quiero mirar para otro lado. Los medios de comunicación invisibilizan el drama, y cuando los dramas humanos se invisibilizan, el arte que calla está comprado.
Los fundamentos de poder varían de una época a otra, pero siempre echan el ancla entre una religión decadente y una patria anquilosada, y a todas luces son susceptibles de cuestionamiento, puesto que si adoptamos una actitud servil es posible que hundamos los pies de nuestra comunidad en el fango de un pensamiento único y globalizador. Y en ese sentido creo firmemente en el teatro que enseña los dientes al poder, ese teatro que no es complaciente porque no tiene la intención de desdecirse para entrar en circuitos patrocinados; aunque no olvidemos que eso es necesario también en todos los circuitos.
J. D. ¿Cómo podemos vencer el odio de quienes vuelcan sus iras en el refugio de seres humanos? ¿Cómo transmitir que, precisamente, el desplazamiento de personas constituye una de las grandes oportunidades para mostrar empatía y humanidad?
Antonio M. Hay muchos colectivos trabajando para hacer posible que eso ocurra. Colectivos que, sin alardear, defienden la patria más que muchos abanderados frenéticos de bandera y pulserita. No hay mejor patriota que un activista por los derechos humanos. Creo que es cuestión de tiempo: tarde o temprano todas las banderas caen al suelo, porque son máscaras, y tarde o temprano todas las máscaras caen al suelo. Son muchas las personas migrantes que están ahora cuidando de nuestros ancianos y de nuestros hijos, que se ocupan de los empleos precarios que dan vida a nuestra economía y que además lo hacen con profesionalidad, levantando un país que los necesita mientras son hostigados. Llevan su bandera en las manos con las que se ganan el pan. Y esa bandera no se ve ni se cae, pues no es una máscara, como sí las otras.
Pienso que la integración se va a hacer posible desde los Centros Educativos. Cuando en un aula, que es un microcosmos, conviven personas de distintas culturas, se percibe un enorme subidón de energía. Entonces uno comprende más que nunca que la convivencia es real, enriquecedora, necesaria, y que hay que visibilizarla, porque frente a los profesionales del odio que invaden las redes sociales con sus mezquindades, frente al silenciamiento de la muerte y a los abusos de autoridad, hay una parcela de la realidad donde todas las nacionalidades conviven: la escuela pública. Algunas veces en los patios de los colegios jugando a la pelota se cruzan más nacionalidades que en un mundial de fútbol. Y algún día esos niños y niñas que hoy juegan con naturalidad serán padres naturales de otros niños y niñas que tendrán nombres hermosos pronunciados en idiomas mestizos. Y es que, el mestizaje es el presente y el futuro. Y no lo es por misticismo, no lo es por romanticismo, no lo es por idealismo: lo es por necesidad. Y esa necesidad también es la necesidad de los patriotas.
J. D. Es curioso: somos un animal migrante -y mestizo- por naturaleza (nosotros, nuestros ancestros y los que están por venir), y en lugar de verlo como parte de nuestra esencia, dejamos que alcen la voz quienes lo usan para detonar miedos y amenazas… ¿De qué crees que son fruto el racismo y la xenofobia: de la maldad -en ese caso, ¿intrínseca o sembrada?-, del desconocimiento o falta de cultura, de haber viajado poco, de ciertos intereses políticos y económicos, o de “la amnesia, enfermedad de las fronteras”?
Antonio M. Si no recuerdo mal, esa frase la decía Hurón en La ciénaga: La amnesia es la enfermedad de las fronteras. El ser humano está empeñado en olvidar. Y la memoria es curativa. Hay muchas frases en La ciénaga tomadas del testimonio oral de unos emigrantes andaluces que tuvieron que irse a Alemania a buscarse la vida. Esas mismas frases las pronuncia ahora un senegalés en la arena de Tarifa o un mejicano perseguido por la migra en la frontera con Estados Unidos: distintas épocas y lugares distintos para un eco de dolor que se perpetúa y que hay gente que se empeña en olvidar.
J. D. A los Juan Patria los escuchamos casi a diario en la cola de la tienda, en el bar, en sedes parlamentarias, en platós, e incluso en grupos de amigos o familiares…
Antonio M. El discurso de Juan Patria es vomitivo, y desgraciadamente hoy Juan Patria está bien posicionado en nuestro parlamento, votado por otros tantos Juanes Patrias testosterónicos y abigarrados que se cuelan con su discurso en nuestros hogares protegidos por unos medios de comunicación sin escrúpulos que los utilizan para crispar, porque la crispación da audiencia y la audiencia rige el mercado.
Hay un perfil de libro de Juan Patria: es una persona testosterónica que se suele victimizar públicamente para lograr adeptos para sus cruzadas particulares, y en el camino de su victimización va lanzando proclamas de odio contra los colectivos más vulnerables. Personalmente, creo que estas personas son caníbales y que acabarán devorándose entre ellas. Por otro lado, confío en la madurez democrática del país que les ha asignado una parcela de poder, y me gusta pensar que más pronto que tarde estarán fuera: han comprado el voto de mucha gente humilde aprovechando la precariedad general, y haciéndoles creer que los migrantes son delincuentes que vienen a robarles el pan. Muchas de las personas que les han votado caerán en la cuenta de que si el estigma de los testosterónicos recae sobre los colectivos más vulnerables, ellas no se escaparán de su odio. Es importante reflexionar y votar con el alma en la memoria, recordando la historia de España. Eso debiera ser suficiente para revertir la situación actual. También considero importante diseñar cordones sanitarios desde la izquierda y evitar que el discurso del odio se expanda.
J. D. ¿Crees, como María Selva, que por más que se esconda, postergue o explote una injusticia, esta al final termina saliendo a la luz y los culpables acaban pagando? ¿O la indiferencia social y la dejadez legislativa te han arrojado ya demasiados ejemplos de que, en muchas ocasiones, las canalladas se archivan?
Antonio M. La mayoría de las veces nuestras expectativas, nuestras creencias, son tan solo la expresión de nuestro deseo. El deseo no es racional. María Selva expresa con contundencia su deseo de que los culpables paguen por los delitos cometidos, pero tiembla de miedo cuando sabe que está embarazada de un extranjero. Lo que sí tiene claro María Selva es que luchará por el derecho a la libertad y que su hijo no será un esclavo como ella por el simple hecho de ser extranjero.
En efecto, como dices, muchas veces las canalladas se archivan. Hay casos sangrantes, como la tragedia del Tarajal. Hace siete años ya que murieron quince personas en la playa de Ceuta, y las imágenes dejan bien claro que agentes de la Guardia Civil utilizaron contra estas personas materiales antidisturbios. ¿Dónde residen la justicia y la reparación? María Selva camina cada año a las playas del Tarajal para que la tragedia no caiga en el olvido. María Selva se une a las voces de los colectivos que cada año reclaman memoria, vida y derechos frente a las políticas de muerte.
La dejadez legislativa de la que hablas es un agujero negro que lo engulle todo. Cuando escribí La ciénaga reflexioné mucho sobre el concepto de contemporaneidad leyendo al filósofo Giorgio Agambem, intentando percibir la oscuridad de nuestro tiempo para encarar el tema de la ciudadanía en el siglo XXI. Y al hacerlo, no pude más que llegar a la conclusión de que somos cómplices de una guerra patrocinada en Occidente y perpetrada en Oriente, y que esa guerra es una de las causantes fundamentales de la ola de personas migrantes que se hacinan en campos de concentración, porque hay quien se empeña en negarles la ciudadanía. Y toda ley que se precie de serlo debe convertir a los seres humanos en ciudadanos para no ser una ley criminal.
Y si esta ha sido la Parte I, imaginen lo que está por venir… Más pensamientos, más opiniones a través de sus libros, más oportunidades para conocer un poquito mejor a un hombre verdaderamente entrañable. Abrir el corazón es desnudar el alma, enseñar la esencia, y eso mismo es lo que Antonio Miguel nos está regalando en esta charla: corazón, alma y esencia. Así pues, como son muchas las reflexiones que nos queda por conocer de parte de este excelente autor de teatro que tenemos en Morón, les invito a que estén pendientes en los próximos días. Será el fin de semana cuando, para amenizar los oasis de descanso tan propios de las fechas en las que estamos, llegará una nueva entrega de este Moroneando tan especial que sirve de colofón a la temporada. ¡Menudo broche: amor por el teatro, el teatro escrito, el leído, el interpretado, el vivido! Porque para Antonio M. Morales, escribir es gritar. Y sus escritos son únicos.